miércoles, 4 de marzo de 2015

Poesías



Poemas de Gioconda Belli. Poemas con alma y sentido para mujeres y sobre mujeres.












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REGLAS DEL JUEGO 

PARA LOS HOMBRES QUE QUIERAN AMAR A MUJERES MUJERES

I

El hombre que me ame
deberá saber descorrer las cortinas de la piel,
encontrar la profundidad de mis ojos
y conocer lo que anida en mí,
la golondrina transparente de la ternura.

II

El hombre que me ame
no querrá poseerme como una mercancía,
ni exhibirme como un trofeo de caza,
sabrá estar a mi lado
con el mismo amor
con que yo estaré al lado suyo.

III

El amor del hombre que me ame
será fuerte como los árboles de ceibo,
protector y seguro como ellos,
limpio como una mañana de diciembre.

IV

El hombre que me ame
no dudará de mi sonrisa
ni temerá la abundancia de mi pelo,
respetará la tristeza, el silencio
y con caricias tocará mi vientre como guitarra
para que brote música y alegría
desde el fondo de mi cuerpo.

V

El hombre que me ame
podrá encontrar en mí
la hamaca donde descansar
el pesado fardo de sus preocupaciones,
la amiga con quien compartir sus íntimos secretos,
el lago donde flotar
sin miedo de que el ancla del compromiso
le impida volar cuando se le ocurra ser pájaro.

VI

El hombre que me ame
hará poesía con su vida,
construyendo cada día
con la mirada puesta en el futuro.

VII

Por sobre todas las cosas,
el hombre que me ame
deberá amar al pueblo
no como una abstracta palabra
sacada de la manga,
sino como algo real, concreto,
ante quien rendir homenaje con acciones
y dar la vida si es necesario.

VIII

El hombre que me ame
reconocerá mi rostro en la trinchera
rodilla en tierra me amará
mientras los dos disparamos juntos
contra el enemigo.

IX

El amor de mi hombre
no conocerá el miedo a la entrega,
ni temerá descubrirse ante la magia del enamoramiento
en una plaza llena de multitudes.
Podrá gritar -te quiero-
o hacer rótulos en lo alto de los edificios
proclamando su derecho a sentir
el más hermoso y humano de los sentimientos.

X

El amor de mi hombre
no le huirá a las cocinas,
ni a los pañales del hijo,
será como un viento fresco
llevándose entre nubes de sueño y de pasado,
las debilidades que, por siglos, nos mantuvieron separados
como seres de distinta estatura.

XI

El amor de mi hombre
no querrá rotularme y etiquetarme,
me dará aire, espacio,
alimento para crecer y ser mejor,
como una Revolución
que hace de cada día
el comienzo de una nueva victoria.

Gioconda Belli


"Culpas obsoletas" 
¿Cómo será, me pregunto, 
no sentir incesantemente
 
que uno debería ocupar varios espacios al mismo tiempo?
 
No pensar, mientras se tumba uno con un libro,
 
que se debería estar haciendo otra cosa.
 
Asumir, como hacen los hombres,
 
la importancia del tiempo
 
que dedicamos al propio enriquecimiento.
 
Las mujeres
 
tenazmente sentimos
 
que le estamos robando tiempo a alguien.
 
Que quizás en ese preciso instante
 
se nos requiere
 
y no se cuenta con nosotras.
 
Precisamos
 
todo un entrenamiento
 
para no borrarnos, minimizarnos,
 
constantemente.
 
¡Ah! ¡Mujeres, compañeras mías!
 
¿Cuándo nos convenceremos
 
de que fue sabio el gesto
 
de extenderle a Adán
 
la manzana? 
G. Belli




Por cada mujer… hay un hombre… 



Por cada mujer que está cansada de actuar con debilidad aunque se sabe fuerte,
hay un hombre que está cansado de parecer fuerte cuando se siente vulnerable.
Por cada mujer que está cansada de actuar como una tonta,
hay un hombre que está agobiado por la exigencia constante
de ‘saberlo todo’.
Por cada mujer que está cansada de ser calificada como
‘hembra emocional’
hay un hombre a quien se le ha negado el derecho a llorar y a ser delicado.
Por cada mujer catalogada como poco femenina cuando compite
hay un hombre para quien la competencia es la única forma de demostrar que es masculino.
Por cada mujer que está cansada de ser un objeto sexual,
hay un hombre preocupado por su potencia sexual.
Por cada mujer que se siente ‘atada’ por sus hijos
hay un hombre a quien le ha sido negado el placer de la paternidad.
Por cada mujer que no ha tenido acceso a un trabajo satisfactorio y salario justo,
hay un hombre que debe asumir toda la responsabilidad económica de otro ser humano.
Por cada mujer que desconoce los mecanismos de un automóvil
hay un hombre que no aprendió los placeres del arte de cocinar.

Por cada mujer que da un paso hacia su propia liberación
hay un hombre que descubre que el camino a la libertad se ha hecho un poco más fácil.

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